Las noticias internacionales sobre el acaparamiento de alimentos no perecederos y productos de limpieza asustan hasta a los más optimistas: fotos de anaqueles de supermercados vacíos, filas enormes para entrar a los locales, restricción en venta de alimentos, medidas estrictas para ingresar a supermercados, restaurantes cerrados o funcionando al 50% de su capacidad…
Muchas personas alrededor del mundo están cumpliendo un protocolo de aislamiento social para protegerse del coronavirus, lo que implica que trabajan desde la casa o simplemente se resguardan en sus hogares y evitan salir si no es estrictamente necesario. Eso significa que, para no salir, muchas familias compraron comida para uno, dos o más meses, por miedo a que se acabaran los productos o simplemente para no tener que volver al supermercado.
Es posible que, debido a estas condiciones, las personas hayan elegido comprar alimentos de larga duración, que pueden ser altos en carbohidratos y en sodio (en el caso de los enlatados) y que pueden generar sobrepeso o problemas de salud si no se consumen adecuadamente.

¿Por qué comemos de más?
Definitivamente no estamos pasando el momento más feliz de nuestras vidas: las noticias no son nada alentadoras, tenemos miedo de las consecuencias que traiga esta situación y ya comenzamos a sentir que nos faltan los abrazos, las reuniones de amigos y las caminatas por los parques.
Y todo lo emocional tiene consecuencias en la alimentación.
Pensá en tus celebraciones cuando eras peque, ¿hubo alguna fiesta que no incluyera queque, helados, galletas o pizza? Bueno, a eso me refiero. Cuando nos festejaban, siempre había comidas dulces o harinosas - sí, el típico queque de cumpleaños con velas que nunca falta - y esos alimentos están asociados con una memoria emotiva: en las fiestas nos celebraban y la pasábamos bien. Nos sentíamos felices.
Por eso es lógico que, cuando estamos con la depre, busquemos el icónico balde de helados de chocolate y una cuchara: estamos conectando lo emocional con lo alimentario, estamos buscando confort.
Es lógico que en estos momentos en los que la humanidad se enfrenta a tanto dolor e incertidumbre, estemos buscando en la despensa cómo sanar todas esas emociones negativas que nos transmiten los medios, pero la verdad es que no vamos a resolverlo con galletas y dulces.
¿Cómo puedo controlar mi ansiedad?
Antes que nada, te sugiero seguir una dieta informativa: no dediques todo tu día a informarte sobre la situación actual mundial, no te hace bien. Cuanto más te informés, más ansiedad te van a generar las noticias. No me malinterpretés, no se trata de aislarte, sino de controlar tu exposición a los medios.
En segundo lugar, te recomiendo comer menos de lo que comerías en un día común (comé al 70%, no al 100% de tu capacidad) y siempre en un espacio tranquilo, sin el televisor encendido y con el celular en silencio. Practicar el agradecimiento antes o después de comer es una linda práctica que te ayudará a sentirte a gusto con lo que tenés, justo en este momento en el que tantas personas están sufriendo las consecuencias de esta enfermedad.
En tercer lugar, anota en una lista todas esas cositas que te hacen feliz y aprovechá tu tiempo para hacer rituales de bienestar. Aquí te dejo algunas ideas:
Llevá un diario y anota tus pensamientos.
Sacá la ropa que no usás y regalala.
Pintá libros de colorear o mandalas.
Regá tus plantas y dedicate a limpiarlas y cuidarlas.
Hace alguna manualidad para vos o tus familiares
Llamá a una persona querida y dedicá al menos 10 minutos a escucharla
Leé una novela en tu sillón.
Ponete mascarillas o tratamientos faciales.
Mirá una película que te alegre
¿Cómo llenamos la despensa?
Una de las dificultades de esta situación es que no podemos salir a los mercados a comprar frutas y vegetales (o más bien, no es recomendado que nos vayamos a meter a la feria del agricultor) y nos vemos en la obligación de comprar más comidas de larga duración. En ese caso, podés llenar tu despensa con productos saludables que sean llenadores, como:
Avena, cebada y arroz integral
Frutos deshidratados
Especias deshidratadas
Quinoa
Garbanzos
Lentejas
Arvejas
Frijoles variados
Café o té
Carne de soya deshidratada
Harina (hay opciones gluten free) y masa de maíz
Pastas (las hay sin gluten también)
Mantequilla de almendras o maní
Semillas y nueces
¿Cómo incluir vegetales en el aislamiento?
Aunque los alimentos crudos tienen una vida más corta, podemos encontrar siempre maneras de incluirlos en la dieta. Te regalo estas ideas:
Agregá vegetales rallados a sopas de leguminosas para que sean más densas.
Procesá vegetales variados y congelalos en porciones para hacer sopas o cremas.
Comprá frutas deshidratadas (pero toma en cuenta que tienen más azúcar que las frutas enteras, así que no abusés)
Comprá frutas y vegetales verdes, de manera que se vayan madurando con el paso de los días.
Cociná conservas de frutas para comerlas como pudín o como mermeladas.
Prepará tortas de vegetales y metelas al congelador.
Licuá vegetales y formá cubitos de hielo con el batido, para que podás usarlos en otras recetas.
Y por último: ¿qué pasa con el ejercicio? Esto es lo que menos debería preocuparnos porque siempre podemos encontrar una esquina de nuestra casa para estirarnos. Hay videos en Youtube que te enseñan rutinas de ejercicios que podés hacer en tu propia cama, con una silla o en tu sofá. En última instancia, siempre podemos poner nuestra música favorita y bailar como si no hubiera un mañana. Eso -independientemente del coronavirus- siempre es una idea maravillosa para ahogar las penas.
Un abrazo,
Silvia
Referencias:
Mallory S. CNN. Are food deliveries and groceries safe during coronavirus pandemic? Yes, experts say. [Internet]. Marzo, 2020 [citado 23 marzo 2020]. Disponible en: https://edition.cnn.com/2020/03/20/health/food-safety-groceries-coronavirus-wellness/index.html
