Cuando comencé mi camino en la ruta minimalista me di cuenta de que ya estaba aplicando el minimalismo en algunos aspectos de mi vida sin saberlo. Mi relación con el maquillaje definitivamente no cambiaría de manera drástica con la adopción de este estilo de vida.
Yo ya me maquillaba poco y ya tenía una cosmetiquera bastante pequeña cuando decidí tener menos productos. Mi maquillaje perfecto es una línea de color negro en el párpado y máscara de pestañas, o nada en los ojos y labial rojo intenso, así que no se me dificultó nada evitar comprar maquillaje.
Bueno, casi.
Se vino la pandemia y yo me dije "pues me voy a maquillar con colores para probar cosas distintas porque total no salgo a la calle así que nadie me ve y si me queda mal solo yo puedo darme cuenta de eso". Me fui a Mundo Cosmético y compré dos cajas de sombras de la marca Prolux... y me puse a experimentar como una niña de 5 años.
Me quise arrepentir cuando llegué a la casa (¡yo ni usaba colores!), pero se viene lo bueno (y lo que quiero compartir con vos): no necesito usar todos los colores en un mismo look, al contrario: usar un color fuerte o un detalle fuerte le da más énfasis a ese producto que quiero resaltar.
Te dejo algunos looks en los que, como verás, solo hay un producto que resalta: puede ser la sombra, una manera diferente de hacer el delineado o un puntito brillante que cambia todo el look. ¿Te animá s a probarlos?
